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SERIE CORAZÓN Y SENTIMIENTOS

Libro Uno

Nuestra Historia de Otoño

Jeremy Thomson siempre había soñado con el amor de John Gregory, amigo, confidente y sombra de su tío Matthew Sanders, pero no siempre las cosas salen como se quiere.

El obstinamiento de John no lo deja hacer frente a lo que por años había estado sintiendo  por Jeremy, sin embargo, todo tiene un límite y su terquedad casi hace que la felicidad le pase de lado.

 

Un incidente hace que los dos pongan en perspectiva lo que realmente les importa y eso significa poner al descubierto sus sentimientos. Abrirse el uno al otro no es precisamente fácil pero el amor que se tienen los hará doblegarse en sus más profundos temores.

 

Pero no todo a su alrededor es felicidad, una nube negra parece estacionarse sobre sus cabezas y no solamente sobre John y Jeremy si no sobre toda la familia que hará lo que sea necesario para salir de esa prueba tan grande que se les ha impuesto. Ahora que todo está en su contra, y cada vez se complica más y más se enfrentan a una encrucijada del destino que podría significar simplemente vivir o morir.

 

¿Podrá Jeremy aceptar abrirse a los demás para que le ayuden a llevar esa carga tan grande? O ¿se encerrará en su propio aislamiento como siempre lo ha hecho y tal vez perder  lo que un día se le obsequió?

EXTRACTO

Extracto del Capítulo Tres

Jeremy miraba hacia afuera por la ventana, parecía como si su mente estuviera en otro lugar ya que no se dio cuenta de que Ethan estaba a su lado…

—Hola hermano. ¿Cómo te sientes? —Ethan tomó la mano de Jeremy delicadamente y éste hasta ese momento se dio cuenta de que su hermano estaba a su lado.

—Un poco débil pero ya me siento mejor.

—Debería estar enojado contigo Jeremy. ¿Por qué no me dijiste que te encontrabas mal? —lo miraba fijamente a los ojos.

—Porque no quería preocuparte, pensé que estaba llevando las indicaciones al pie de la letra pero ya me di cuenta de que no.

—Bueno pues esto salió muy mal —Ethan tenía el entrecejo fruncido, realmente estaba molesto con su hermano.

—Lo siento hermano, en realidad no quería que me estuvieran tratando más como si fuera un niño, por Dios Ethan soy tu hermano mayor y aún tú me ves como si necesitara de toda la protección del mundo.

—Nunca pensé que te sintieras así, lo siento mucho si te lo hice sentir así —Ethan abrazó a Jeremy fuertemente estrechándolo y besando su cabeza. —No quiero perderte Jeremy, no me quiero quedar solo.

—Jamás lo harás me tendrás pegado a ti hasta el final de mis días —Jeremy sonrió cansado.

—Bueno es mejor que te alistes porque nos vamos, todos están preocupados por ti y nos están esperando.

—¿Todos?

—Sí todos —Ethan suspiró atreviéndose por fin a preguntarle—. Dime una cosa Jeremy ¿recuerdas que prometimos que siempre nos diríamos la verdad?

—Sí, ¿qué pasa con eso?

—¿Recuerdas cuando me hiciste decirte lo que sentía por Noah aquella vez? —Jeremy sintió su cuerpo tensarse sabiendo hacia donde iba Ethan.

—Si lo recuerdo muy bien y mira que me hiciste contenerme.

—Sí, pero mírame soy feliz con él —tomando Ethan su mano lo miró a los ojos—. Dime Jeremy ¿sientes algo por John?

—¿Por qué piensas eso? Además no creo que esto valga para nada, para John simplemente no existo, no soy una persona que a él le agrade eso es todo.

—Pero tú lo amas verdad

—Sí, si lo amo desde hace tiempo —su rostro se volvió sombrío cuando de repente oyeron que alguien estaba detrás de la cortina.

Ethan se separó de Jeremy corriendo la cortina dándose cuenta de que era John, Ethan movió la cabeza negando volviéndose hacia su hermano.

—Jeremy hay alguien que está esperando por verte —el hombre se puso sus lentes mirando por encima del hombro de su hermano, al momento que vio al hombre su cara se transformó frunciendo el ceño.

—Gracias pero no. Vete John no te quiero aquí.

—Yo mejor los dejo —Ethan simplemente se dio media vuelta alejándose de los dos sabía que saltarían chispas pero era mejor que lo aclararan de una vez por todas.

—Ethan, Ethan Thomson eres un mal hermano —Jeremy le dijo a Ethan cuando éste solo cerró la puerta del cuarto.

En tanto John no sabía por dónde empezar era obvio que había escuchado lo que dijo Jeremy y eso lo ponía aún más nervioso, en tanto Jeremy siguió vistiéndose sin siquiera verlo.

—Jeremy…

—No, no John, te lo dije no quiero hablar contigo nunca —John cansado de las niñería de Jeremy se paró tras él tomándolo de los hombros y volteándolo hacia él para después sentarlo.

—Escúchame, solo escúchame esta vez, si después de lo que te diga sigues sin querer hablarme está bien, pero antes déjame hablar.

Jeremy se quedó muy quieto al sentir como apretaba sus hombros, sin embargo la profundidad de los ojos de John hacía que se perdiera en ellos haciendo por supuesto que se enojara más pero con él mismo.

—Habla —Jeremy le concedió, en tanto John respiró profundo acuclillándose entre las piernas de Jeremy agarrándose de sus muslos para no caerse y mirándolo fijamente...

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Libro Dos

Paradise SunFlowers

La vida de Justin y Nate no ha sido fácil.

El destino parecía haberse ensañado con ellos y poco a poco creyeron caer en un abismo sin fondo. Su vida de pronto se volvió de cabeza, con dos niños hiperactivos y para su gusto, demasiado inteligentes que necesitaban de su entera atención.

Debían volver a poner su vida en orden, no podían dejar que todo por lo que habían trabajado se viniera abajo. Paradise Sunflowers era su vida, su presente, pasado y futuro y como tal debían de seguir adelante. Sin embargo, el pesar y la tristeza eran palpables en ellos dos y nunca se dieron cuenta, que en su ensimismamiento estuvieron a punto de cometer un error irreparable con sus hijos, estremecidos por los acontecimientos decidieron que a pesar de ellos, sus hijos eran lo primero y se juraron que volverían a poner su vida en el redil.

Parecía que poco a poco volvía a la normalidad, hasta que el doctor Ricardo Toledo se propuso desestabilizar lo poco que habían logrado en ese corto período de recuperación.

La muerte de su esposa, dejó un vacío enorme en los dos hombres y una negación total a abrirse al amor. Entre dudas, peleas, cargos de conciencia, los dos lucharon tanto como pudieron, sin embargo, nunca se imaginaron que una nueva oportunidad, de la mano de la única persona de la cual se negaron rotundamente a aceptar, vendría ese equilibro que ahora faltaba en su familia.

NOTA ACLARATORIA:

Paradise Sunflowers no es exactamente un libro de trío, aunque contiene dos escenas con este concepto, son meramente necesarias para el desarrollo del mismo.

EXTRACTO

Extracto del Capítulo Tres

Habían pasado dos meses desde la pérdida de su compañera y esposa, y Justin y Nate, aún no se acostumbraban a lo silencioso que se había vuelto su hogar, sus niños eran los que los mantenían en alerta pero también estaban un poco confundidos en si de verdad estaban haciendo lo correcto para hacerles llevadera la situación y su nueva forma de vivir.

Justin trataba de quedarse fuera de casa la mayor parte del día ocupándose con el ganado, los caballos y con los quehaceres diarios del rancho. Sabía que estaba siendo egoísta el dejarle casi toda la responsabilidad de los niños a Nate pero aún necesitaba adaptarse, sin embargo lo más difícil de todo Paradise Sunflowers era Bryana, cada pequeña y gran cosa que se encontraba ahí era ella, así que era doblemente duro pasar día tras día con los recuerdos perturbando sus existencias.

Cada atardecer ya no era lo mismo, ahora sobre su caballo y cabalgando hacia su casa no era más que dolor y más lágrimas silenciosas.

—Te extraño…

Cada tarde Nate, esperaba a Justin en el porche de su casa, sentado en las mecedoras de hierro forjado, viendo como caía poco a poco el ocaso mientras sus niños terminaban las tareas de la escuela.

Sabía por qué Justin se enajenaba en el rancho, sabía por qué lo hacía, pero también sabía que era su forma de sobrellevar la situación. Amaba a su vaquero y le daría el espacio que él necesitara, pero de igual forma le dolía verlo fingir que todo estaba bien, esconder esas lágrimas que estaba seguro brotaban por todo el sendero que llevaba a su casa.

Siempre que Justin llegaba hasta el porche, Nate lo recibía con una enorme sonrisa, haciéndole saber cuánto se alegraba de tenerlo de regreso, Justin se sentaba a su lado y platicaban del día, pero últimamente Justin apenas sonreía y se quedaba sentado en completo silencio. Era una verdadera batalla el estar casi sacándole con sacacorchos las palabras u oraciones completas. Nate empezaba a odiar los monosílabos, era como si le hablara al viento y eso no lo iba a permitir.

—¿Escuchaste lo que dije Justin? —Con el ceño fruncido Nate preguntó a su pareja y aunque Justin parecía estar poniendo atención su mente divagaba una y otra vez hacia el horizonte donde a Bryana le gustaba posar sus ojos día con día. —Perfecto, haz lo que quieras, no estoy aquí pintado Justin, tus hijos y yo aún estamos vivos.

Con eso dicho, Nate se puso de pie y se metió a su casa, Justin se quedó sin reaccionar su mente estaba en todos lados menos en lo que su compañero le decía, todo hasta que le levantó la voz y su cerebro registró lo que le dijo: tus hijos y yo aún estamos vivos.

Justin comprendió lo que acababa de pasar, echó su cabeza hacia atrás y gruñó una maldición. Nate de verdad debía estar muy enfadado para levantarle la voz porque rara vez o casi nunca lo hacía y de verdad entendía que todo esto era su culpa.

Con un respiro profundo se puso de pie para ir en busca de su pareja, encontrándolo en el cuarto de estudio donde sus hijos le enseñaban sus tareas terminadas.

—Nate podemos…

Nate con un ademán de que no continuara lo paró en seco, advirtiéndole con un dedo que no le hablara en ese momento, era obvio que estaba enojado y por ningún motivo quería que sus niños se dieran cuenta o al menos eso era lo que Nate creía...

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