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ENTRE LAS LLAMAS DE LA PASIÓN

El actor y escritor Evan Romaric vive plenamente en compañía de sus parejas: el abogado Luca Delbin y el afamado modelo Carson McGillis desde hace nueve años. Mantienen una rutina y un entorno perfecto; parecen tenerlo todo, un hogar, alejado de los medios de comunicación y de sus profesiones. Una relación de puertas adentro que nadie del exterior conoce.


Cuando Luca Delbin comienza a recibir cartas anónimas, no deja de pensar que forman parte de su trabajo, cuando los anónimos amenazan la vida de los que ama ya no puede seguir ocultándoles y negándose a sí mismo a pensar qué algo está pasando y necesita ayuda. Su mundo privado acaba de voltearse de cabeza.


Un lamentable accidente hace tambalear la idílica relación que mantiene con Evan y Carson y la aparición en escena del atractivo y varonil detective Hathaway, los pone entre la espada y la pared.


Las amenazas pasan a ser hechos y la habilidad de los detectives se pone en entredicho cuando su investigación no los lleva a ningún sitio. Ahora, el principal objetivo es mantenerse a salvo.

 
Jack Raven se convertirá en su guardaespaldas y en algo más… si logran averiguar qué clase de enfermo psicópata está detrás de todos ellos y por qué.

Extracto

Extracto del Capítulo 1

ADVERTENCIA

CONTENIDO SEXUAL EXPLÍCITO

El actor cerró su celular dejándolo sobre su escritorio de caoba labrada en tono café obscuro; giró acercándose hacia los ventanales perdiéndose en sus pensamientos con las luces de la gran ciudad que se reflejaban ante él.

Luca y Carson se dieron cuenta de que estaba tardando mucho en regresar pero ya sospechaban del porqué de su ausencia.

—Creo que ya no terminará su cena ¿verdad? —dijo Carson levantándose a recoger la mesa.

—No, ya no lo hará —Luca también se puso de pie para ayudarle a limpiar la mesa y la cocina—. Anda cariño, ve con él de seguro se siente mal por no poder acompañarnos —Luca lo tomó de la cintura estrechándolo contra su pecho, besando sus labios suavemente—. Yo iré hasta al auto por unos papeles que se me olvidaron.

—Está bien —Carson recargó sus manos en el bien formado pecho de Luca regalándole una sonrisa traviesa y alzándose un poco en puntillas para poder besarlo de vuelta—. No tardes.

—No, no lo haré, anda ve —Carson se dio la media vuelta, en tanto Luca aprovechó el momento para palmear su trasero haciéndole que diera un brinco por la abrupta muestra de amor; mirándolo de soslayo, Carson le sonrió dirigiéndose hasta la habitación privada de Evan, en tanto Luca tomaba las llaves de su auto saliendo de su piso.

Carson tocó suavemente a la puerta, abriéndola solo un poco observándolo de pie con la mirada perdida en el horizonte de la ciudad. Carson entró cerrando la puerta tras él acercándose hasta su pareja y abrazándolo por detrás.

—¿Qué te pasa? —Carson le preguntó suavemente mientras su rostro descansaba contra la amplia espalda de su pareja. Evan, al sentirlo, llevó sus manos hacia los delgados brazos, deslizándolos suavemente hasta hacer que lo rodeara para tenerlo frente a él. Cuando sus ojos se encontraron, Evan rodeó su cintura y lo estrechó contra él, tratando de encontrar la forma de contestarle para no abrumarlo ni preocuparlo por su culpa.

—No te preocupes no me pasa nada —Evan tomó una de las bien cuidadas manos de su pequeña pareja besando cada uno de sus dedos—. Solo estoy un poco molesto, pero ya se me pasará.

—Evan —Carson entrecerró los ojos sabiendo que eso no era del todo la verdad—. ¿Qué es lo que te tiene tan molesto?

—Ya lo sabes, el no poder planear tu fiesta y estar contigo todo el día —Evan chasqueó la lengua—. No me hagas caso por favor.

—¡Oye! No te preocupes ¿quieres? Mañana Luca y yo nos las arreglaremos, vas a ver qué bien va a quedar todo, además ya dijiste que me lo compensarías —Carson deslizó suavemente su dedo por la línea de los botones de su camisa mientras lo miraba con lujuria—. ¡Qué no se te olvide! —había un retintín travieso en su exclamación.

Evan sonrió al ver lo que se proponía hacer ese pequeño malcriado que hacía que su mundo fuera feliz y más fácil. Carson era un hombre muy tierno, que sabía sin lugar a dudas como conseguir lo que quería; sin más, lo abrazó fuertemente mientras acariciaba su espalda de arriba hacia abajo.

Carson correspondió aferrándose a él mientras sentía como el sexo de Evan despertaba contra su abdomen.

—Me haces muy feliz Carson y te amo por eso —Evan susurró en su oído, puesto que no quería romper ese abrazo.

—Te amo Evan y eres mío —Carson se separó un poco para verlo a los ojos pero sus labios parecieron tener otra idea.

El beso se hizo cada vez más demandante, sin perder el tiempo, Evan lo tomó por debajo de sus glúteos para cargarlo a  horcajadas, lo llevó hasta el sillón que ocupaba la mitad de la pared, dejándose caer con él encima; lo tocó osadamente y sintió el despertar de su piel caliente y tersa mientras de su boca salían suaves gemidos que contenía con un beso que parecía interminable.

Cuando la falta de oxígeno se hizo presente, sus labios se separaron lentamente pero Evan que ya no podía contenerse, comenzó a desabrochar la camisa de su pareja hasta el último botón. La fue quitando poco a poco, deslizándola por los hombros hasta caer al suelo, Evan besó cada uno de sus hombros dejando un rastro de saliva hasta llegar directo a su cuello.

Carson gimió arqueándose al toque de los dedos y manos de Evan terminando de desnudarlo por completo. Al caer su ropa interior, el actor se dio cuenta que la entrepierna de su pareja estaba recién depilada y eso a él lo encendía como nada.

—¿Te es incómodo aún? —Evan le preguntó mientras pasaba las puntas de sus dedos por su ingle ya que se veía todavía un poco rosada la zona.

—No, nada que no pueda soportar. ¿Te gusta? —las mejillas del rostro de Carson estaban de un color sonrojado por todas las sensaciones que Evan le hacía sentir.

—Tú sabes cuánto me excita esto. ¡Diablos! Necesito estar dentro de ti ahora —el actor parecía jadear dejando ver ese brillo de lujuria total en sus ojos azules que en ese instante parecían haberse oscurecido por la pasión que sentía en ese momento bullir en cada uno de sus poros.

—Entonces tómame, te deseo, lo sabes, siempre te deseo.  —Carson cerró los ojos al sentir la mano de Evan cerrarse alrededor de su pene erecto dejando ver que de su corona resbalaba una gota cristalina...

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